Cuando pensamos en los tipos de musgos, nos imaginamos plantas muy pequeñas que aparecen en rincones estrechos y húmedos de nuestro jardín. Pero, además de eso, los musgos también son briófitas que no disponen de raíces y que, por lo tanto, se alimentan del agua y del oxígeno a través de sus diminutas hojas.
Debido a sus cualidades peculiares, el musgo es una planta primitiva y muy antigua, con más de cuatrocientos millones años de vida, que no podemos incluir en el reino vegetal de las plantas con flores. Por ejemplo, crecen en el mismo tronco de los árboles de zonas montañosas, o incluso en el suelo y en las rocas humedecidas.
Pero hay muchas razones por las que seguimos interesándonos por estos organismos extremadamente resistentes y misteriosos que se desarrollan en todas las partes del mundo, desde las zonas más tropicales hasta los territorios polares. Veamos qué nos cuentan los expertos.

Características del musgo
Lo primero que descubrimos cuando indagamos un poco en el gran universo del musgo es que existen unas quince mil especies y que están divididas en dos grupos: las hepáticas y los musgos, propiamente dichos. Son así:
- Las hepáticas se caracterizan porque la mayoría crecen en lugares encharcados, como en las fuentes, y porque tienen lóbulos grandes y de color verde o rojizo sobre la base.
- Los musgos son similares a las hepáticas, pero se diferencian porque contienen células más alargadas y de color verde, además de que son organismos flexibles que pueden adoptar un montón de formas y disposiciones.
Más allá de esta clasificación, las características de los musgos también tienen en común estas cualidades.
Se reproducen con esporas
Como los musgos son organismos briófitos, se reproducen por vía vegetativa y sexual mediante esporas más o menos esféricas. Estas esporas se producen en el interior de los esporófitos, es decir, en los tallos finos y minúsculos, de alrededor de treinta centímetros. Cuando las esporas caen en el suelo, germinan.
La mayoría son terrestres
Salvo los escasos tipos de musgo que encontramos en las aguas dulces, las demás especies son terrestres. A pesar de esto, sin duda el musgo necesita retener mucha cantidad de agua para desarrollarse y fertilizarse. Es tan vital el papel del musgo que, gracias a estas cualidades, el suelo es menos erosivo y y el aire más húmedo.
Colonizan cualquier sustrato
Aunque el musgo no es un organismo parásito, crece sobre cualquier sustrato de regiones desérticas y árticas, en el agua, sobre rocas, en el suelo, entre la hierba e incluso sobre excrementos. Esta capacidad del musgo lo hace colonizador de la tierra, formando alfombras espesas que, a veces, impiden el desarrollo de otras especies.
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Beneficios del musgo
El hecho de que el musgo colonice la tierra con facilidad no debe hacernos pensar que es contraproducente para la naturaleza. En realidad, el musgo tiene muchísimos beneficios que mantienen la biodiversidad estable.
Absorbe toxinas
Una de las principales razones beneficiosas de cultivar musgo en nuestro jardín es que es capaz de absorber las toxinas dañinas presentes en los rincones húmedos. Esto permite que el suelo no sufra erosión y esté limpio para que podamos plantar semillas como las del mango, se desarrollen y perduren con más salud.
Mejora la calidad ambiental
El musgo forma parte de las plantas purificadoras que reducen la contaminación ambiental. Todas las toxinas de la lluvia y del aire se quedan atrapadas en la espesa alfombra que este organismo forma en el suelo. ¡Pero no pensemos que las toxinas dañan al musgo! Las bacterias se encargan de crear la biomasa de la planta.
Da un hogar a insectos
El musgo da comida y hogar a muchos invertebrados, como a las cochinillas o a las babosas, y a muchos otros invertebrados que no se ven a simple vista, como los rotíferos. Incluso las tortugas pueden llegar a refugiarse bajo algunos tipos de musgos cuando el invierno se vuelve intenso y las temperaturas llegan a bajo cero.
Crea humedad
Quizá este beneficio del musgo parezca demasiado evidente, pero la verdad es que sus diminutas hojas retienen grandes cantidades de agua de la lluvia, permitiendo que todo el espacio se mantenga húmedo. Al mismo tiempo, el musgo necesita alrededor del 70% de humedad relativa para poder desarrollarse adecuadamente.
Y si a esto le sumamos que este organismo es parte de las plantas que abosorben el calor de cualquier lugar, podemos concluir que cultivar musgo en el jardín mejora el funcionamiento de nuestro sistema respiratorio.
Algunas plantas especiales, como la linterna de hadas en Japón, que recientemente ha reaparecido después de estar extinguida durante décadas, sobreviven gracias a la humedad de los musgos.
Reduce el ruido ambiental
La vegetación espesa permite apaciguar el ruido externo. Así pues, uno de los beneficios del musgo interesantes es que está comprobado que colocarlo en vertical absorbe los sonidos de baja frecuencia hasta dejarlos en cinco decibelios. Por eso, si pensamos crear un espacio en el jardín que sea silencioso, hay que incluir el musgo.
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Tipos de musgos
Solamente en Gran Bretaña, donde abundan los musgos, hay alrededor de mil especies diferentes. Por eso, a continuación enumeramos los tipos de musgos que son más fáciles de identificar en bosques y laderas.
Musgo de pelo

El musgo de pelo recibe este nombre por el vello que recubre las cápsulas donde se guardan las esporas. Cuando se extienden en el suelo forman una alfombra de estrellas verdes debido a sus tallos erguidos y a las hojas puntiagudas, en forma de espiral. Estos tipos de musgos se encuentran en Sudáfrica y es uno de los más grandes.
Musgo de pincushión

El musgo de pincushión tiene una textura muy esponjosa y verde que necesita cantidades exigentes de humedad. De hecho, solemos encontrar este organismo en zonas pantanosas y en bosques alrededor del planeta, si bien es cierto que esta variedad de musgo tiene capacidad para adaptarse a nuestro jardín si es necesario.
Musgo de cordón

El musgo de cordón es una planta que crece durante la primavera. Sus diminutas hojas ganan un color verde muy vivo en lugares con mucho sol, hasta que se marchitan con las temperaturas altas del verano. Estos tipos de musgos pueden utilizarse para alejar a las plagas de nuestro jardín y para cultivarse en invernaderos.
Tomillo de cuello de cisne

El musgo de tomillo de cuello de cisne se caracteriza por sus hojas perennes y grandes, de un color verde oscurecido, similares a cuando cuidamos helechos, y por ser uno de los musgos más comunes de Gran Bretaña. Solemos encontrar estos tipos de musgos en zonas boscosas donde abundan los robles, las hayas o los pinos.
Tamarisco-musgo

El tamarisco-musgo común crece todo el año en zonas boscosas, pero también en setos y en áreas de pasto húmedo, especialmente en Gran Bretaña. Se caracteriza por tener unas ramificaciones similares a las de las hojas de los pinos, con un color amarillo verdoso muy brillante, lo cual hace que el musgo sea fácil de identificar.
Hoja de cuchara

El musgo hoja de cuchara tiene, a primera vista, forma de gusano debido a sus hojas elevadas y cilíndricas, que crecen a través de tallos frondosos e irregularmente ramificados. Encontramos esta planta en Canadá y en Estados Unidos, sobre todo en laderas de bosques, junto a cascadas, acantilados y orillas de arroyos, por ejemplo.
Cuello de ganso

El cuello de ganso suele aparecer en el césped y en otras zonas de pasto. Al igual que el musgo de pelo, las hojas de esta variedad tienen apariencia de estrellas cuando las miramos desde arriba, aunque están tintadas de un color verde pálido en la mayoría de las ocasiones. El tallo, en cambio, tiene una tonalidad rojiza.
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Musgo de árbol americano

El musgo de árbol americano es nativo de los bosques y laderas de América y Canadá. Se extiende por medio de sus tallos marrones y prolongados, que disfrutan de la humedad alta y resisten las inundaciones ocasionales. Rara vez vamos a ver estos tipos de musgos con hojas, pues las sustituyen unos filamentos fibrosos.
Decoración con musgo
Decorar nuestro jardín con musgo es una idea original que permite adornar los pequeños espacios exteriores de diferentes maneras gracias a la versalitilidad que nos ofrece la planta. Además, apostar por el musgo para decorar el jardín significa aportar frescor y naturalidad a nuestro rincón, sin llegar a ser demasiado tradicionales.
- Cultivar el musgo en el suelo para confeccionar una alfombra espesa de hierba húmeda puede ser una gran idea de decoración, especialmente si lo hacemos para rellenar huecos entre las piedras y rincones de tierra estéril. Causará un efecto muy hospitalario y cálido, como si descubriéramos un bosque hecho a nuestra medida.
- Colocar el musgo en paredes ofrece una variedad de alternativas, como reunir la planta dentro de huecos encajados en los muros de una terraza. Aquí jugaremos con la textura, los colores y los tipos de musgos.
- Revestir los elementos acuáticos con musgo, como la base de una fuente o la base de un pozo.
- Cubrir los huecos de un sendero con musgo para aportar más adorno al jardín mientras paseamos.
Con estos consejos de decoración, embelleceremos nuestro jardín con un toque de modernidad y magia.
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