En los bordes de jardín, el jacinto desprende su intenso perfume y aporta calidez con los colores de sus flores. Los cuidados del jacinto comprenden unas temperaturas frescas, sumadas al suelo fértil y a la iluminación directa o parcial. Estos trucos aseguran la continuidad de una planta bulbosa muy admirada.

¿Qué es el jacinto?
El jacinto es una planta bulbosa de hoja perenne que produce espigas de flores muy perfumadas en primavera. Para algunas personas este aroma puede llegar a ser extremadamente embriagador. Aunque el nombre científico del jacinto es Hyacinthus orientalis, hay quienes prefieren llamarlo jacinto holandés.
Orígenes
Desde la antigüedad, el jacinto ha sido una flor protagonista en algunos poemas épicos. Ya en el siglo 8 a.C., con la composición de la Ilíada, Homero decía que el jacinto adornaba la cama de la bellísima diosa Hera. Por entonces esta planta silvestre crecía en regiones mediterráneas de la zona oriental, desde Siria hasta Irak.
De hecho, es probable que los Jardines Colgantes de Babilonia hubieran cultivado el jacinto.
En el siglo 4 a.C., la Antigua Grecia ya había registrado la información botánica que se tenía de la flor. Por eso sabemos que esta planta era muy popular incluso antes de la era común. Con el paso del tiempo, el jacinto se fue extendiendo por Inglaterra y Holanda, tal y como informa el botánico flamenco Carolus Clusius.

Este botánico flamenco fue el responsable de que, en el año 1600, la Europa occidental empezara a cultivar la flor. De hecho, el jardín botánico de Leiden fue el primer lugar holandés donde se catalogaron varios tipos de jacintos. Era inevitable que Holanda se convirtiera en el gran mercado mundial de cultivo de jacintos.
La fama de esta flor fue tal que, en el siglo 18, dio su salto al palacio. La cortesana francesa Madame de Pompadour se enamoró de su dulce aroma y exigió al rey que en los Jardines Reales siempre hubieran jacintos. El jacinto pasó de ser una planta silvestre a transformarse en un símbolo de las altas sociedades.
Características del jacinto
Las características del jacinto más destacables son la variedad de colores llamativos de la flor y el aroma intenso. Mientras que las hojas son carnosas y despuntan hacia arriba, las gruesas espigas que sobresalen incluyen una sola flor en forma de estrella. Esta flor puede ser de color rosa, blanco, rojo, azul o amarillo.
Como planta bulbosa, el jacinto conserva similitudes con muchas variedades de tulipanes. Tanto es así que algunos amantes de las plantas optan por mezclar las dos plantas en una misma maceta o suelo.
En cuanto al perfume de la flor del jacinto, este es abrumador. Tiene un acento aromático que vaga entre el toque dulce y especiado. Muchos conocedores lo describen como una fragancia dulce con acento balsámico. Algunos otros opinan que el perfume de la flor del jacinto es similar al perfume del lirio de los valles.

En jardines, el jacinto puede alcanzar los 25 centímetros de altura aproximadamente (10 pulgadas). Todo depende del híbrido que cultivemos de entre toda la gama de jacintos que existen en la actualidad.
Más allá de los cuidados del jacinto, debemos ser cuidadosos con las flores y el follaje. Aunque tocarlos no los hace una de esas plantas alérgicas para la piel, no se aconseja ingerirlos porque producen malestar estomacal. Esto es debido al alto contenido en ácido oxálico, que está presente en muchas otras especies vegetales.
¿El jacinto es de interior o exterior?
Tradicionalmente, el jacinto siempre ha sido una planta de exterior. Sin embargo, es posible mantenerla en casa con los cuidados del jacinto adecuados y si somos capaces de soportar el intenso perfume de sus flores. En este sentido, el cultivo del jacinto es muy similar a los cuidados de la flor de narciso por su versatilidad:
- Pueden cultivarse en una maceta de interior, con o sin agujeros de drenaje. Si la maceta no tiene agujeros, es necesario cubrir el fondo con fibra de coco para favorecer la aireación.
- Pueden cultivarse en un jarrón con agua, aprovechando las cualidades hidropónicas de los bulbos. Tanto el jacinto como el narciso son plantas que viven sin tierra y adornan la casa de forma original.
Aunque los jacintos son alternativas óptimas para cultivar en jardines, podemos trasladarlos a zonas interiores cuando llegan las heladas. La condición es colocar los jacintos en maceta muy cerca de las ventanas.
Cuidados del jacinto

Los cuidados del jacinto requieren iluminación directa o parcial, acompañada de suelos nutritivos con buen drenaje y humedad moderada. Importante: el jacinto tolera mejor la sequía que el encharcamiento.
Luz
Los jacintos son plantas excelentes para adornar una terraza porque se adapta a muchos rangos de luz distintos. Siempre que esta flor reciba entre 6 y 8 horas de iluminación natural al día, podemos cultivarlas justo bajo el sol o con sombra parcial. Si los jacintos tienen los tallos muy rectos, es aconsejable el sol directo.
Riego
Debemos ser precavidos con el riego de los jacintos. El jacinto no tolera los encharcamientos, así que es mejor arriesgarnos a no regarlo lo suficiente que a regarlo demasiado. Un truco que podemos practicar es introducir un dedo en la tierra. Si notamos que está seca, podemos regar nuestros jacintos.
Si llegamos a encharcar los jacintos en maceta, podemos usar uno de estos métodos para secar la tierra de las macetas en unas horas. Así evitaremos que las raíces enfermen.
En la mayoría de los casos, los jacintos necesitan uno o dos riegos a la semana. Siempre tendremos que vigilar algunos factores ambientales, como la temperatura, la estación y el clima de nuestra región, para saber cuántas veces tenemos que regar los jacintos. Si hace mucho calor, hay que regar los jacintos todos los días.
Temperatura
Quizá te sorprenda que el jacinto es una de las plantas que necesitan un poco de frío para estimular la floración. Por eso, las temperaturas perfectas del jacinto deben estar bajo cero en invierno. Si nuestra región es más cálida, es aconsejable congelar los bulbos de los jacintos y cultivarlos como una planta anual.
En primavera y verano, las temperaturas tienen que estar entre los 15ºC y los 21ºC (60ºF-70ºF). Teniendo esto en cuenta, cabe decir que los cuidados del jacinto también son posibles con temperaturas que alcanzan los -30ºC (-25ºF). También es necesario que la humedad ambiental sea de alrededor del 50%.
Suelo
El suelo ideal para el bulbo de un jacinto es arcilloso, bien drenado y ligeramente ácido o neutro (con un pH entre 6,0 y 7,0). Es importante que la tierra sea nutritiva y orgánica y que esté lejos de las zonas bajas donde se acumula agua. Si nuestro suelo no es orgánico, podemos mezclarlo con humus de lombriz.
Los fertilizantes no son necesarios cuando se trata de los cuidados del jacinto.
Poda
La poda del jacinto se hace al terminar la floración, tras la primavera. Descartaremos las flores marchitas del jacinto y dejaremos el follaje. La razón por la que dejamos el follaje intacto durante un tiempo es para que el bulbo absorba energía de las hojas. Luego podemos guardar los bulbos y replantarlos en otoño.
Por cierto: no debemos preocuparnos demasiado si las hojas del jacinto se vuelven marrones. Llegado este momento, el bulbo ya ha almacenado toda la energía que necesita y podemos cortar el follaje para evitar que se propaguen hongos. Cuando guardemos el bulbo, lo haremos en una zona oscura, sin regarlo ni abonarlo.
¿Dónde colocar los jacintos?

Es aconsejable cultivar jacintos en los bordes de un jardín con sol directo o parcial, eligiendo un suelo alto para que el agua debajo no tenga acceso a las raíces de la planta. También podemos elegir una zona cercana a la puerta de casa para que su aroma embriagante entre a las estancias.
Podemos cultivar jacintos en el suelo y dejar que se vayan extendiendo por sí solos, o plantar jacintos en maceta para decorar un patio, una zona del jardín, un balcón o una terraza.
La mejor maceta para los jacintos
Si cuidamos jacintos en maceta, lo mejor es que elijamos una maceta especial para plantas bulbosas que esté hecha de terracota, resistente a los cambios de temperatura. La base de la maceta de terracota debería ser más ancha y la altura más baja que las macetas estándar, para acomodar el bulbo en la tierra.
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